Y qué ves...
Qué ves cuando no ves...
Pasa que a veces estás muy cerca.
Tan cerca que lo que está delante está encima y no podés alejarte lo suficiente para verlo entero.
Está cerca insistente y encimado, apretándote. Poniéndote sobre él, ellos... Haciéndote imposible siquiera considerarlos...
Qué ves cuando no ves...
Pasa que a veces estás muy cerca.
Tan cerca que lo que está delante está encima y no podés alejarte lo suficiente para verlo entero.
Está cerca insistente y encimado, apretándote. Poniéndote sobre él, ellos... Haciéndote imposible siquiera considerarlos...
Y te alejás en espíritu.
El cuerpo se queda ahí, se deja amedrentar por el amontonamiento de subte, de vereda atestada, de ascensor que para en todas.
Pero el alma no. Y el OjO se va con ella ahí donde se escape, sin ver más que lo que esté muy lejos en tiempo y espacio.
Y así sufrimos de este astigmatismo de masas, en medio de las masas que van con nosotros sin nosotros; de masas que viene contra nosotros sin nosotros.
Así vamos desarrollando esa enfermedad de la ceguera necesaria. No nos vemos; no nos queremos.
No estamos.
Pero vamos todos en el mismo subte.
Todos los putos días de nuestra puta y ciega existencia.
Hasta el próximo viaje.
Pero el alma no. Y el OjO se va con ella ahí donde se escape, sin ver más que lo que esté muy lejos en tiempo y espacio.
Y así sufrimos de este astigmatismo de masas, en medio de las masas que van con nosotros sin nosotros; de masas que viene contra nosotros sin nosotros.
Así vamos desarrollando esa enfermedad de la ceguera necesaria. No nos vemos; no nos queremos.
No estamos.
Pero vamos todos en el mismo subte.
Todos los putos días de nuestra puta y ciega existencia.
Hasta el próximo viaje.