bUsCaR (en este blog ó en internet)

14 septiembre 2009

OjO cOn lA vIdA cOmPaRtIdA‏



Para los que nos acostumbramos a vivir solos cierto tiempo, hay cosas que se nos imponen como inevitables.
En cambio para quienes siempre tuvieron alguien al lado, acciones como delegar, pedir, confiar, dejarse estar, olvidarse algo que otro recordara son situaciones habituales.

Eso me ha llevado a considerar esta entrada como posible de ser escrita. Por eso voy a escudriñar entre las ventajas y desventajas de vivir solo o acompañado.

Empezando por los solos en casa, lo primero a considerar es que (en tanto dueños de casa) no disputan: Usan lo que quieren cuando quieren, y no solo eso... LO ENCUENTRAN!!! Nada se pierde, y si se pierde, no hay nadie a quien culpar (lamentablemente). Eso los hace mas caprichosos pero mas autoexigentes. En casa solo no hay excusas.

Los que viven acompañados comparten, y eso hace que a veces (si no hay dos cosas iguales que usar al mismo tiempo) provoque roces: que quiero ver la novela y no tu bendito partido... que quiero usar el baño porque me voy y vos no salis... que donde dejaste el control remoto... por que no anda el secarropas!!! Y si, dos hacen una guerra, o el Paraiso (lo que quizas sea lo mismo para muchos!). Asi tambien, muchas cosas aparecen Por Arte de Magia: La heladera de pronto esta llena.. el telefono que no funcionaba ya tiene linea... Y si, hay alguien mas haciendo las cosas por los dos!!!

El solo debe acostumbrarse que en ciertas circunstancias no hay revancha: Asi como ese tel no se reparara solo, ni la heladera se llenara por arte de otro, tampoco puede el solo olvidarse de llevar la toalla al baño si va a tomar una ducha: De eso no se vuelve. Nadie se la pasara cuando quiera salir muerto de frio y completamente empapado. Tengo un amigo que una vez, al no encontrar ropa interior limpia, se puso un bombachon de la mujer y fue asi a trabajar. Total, quien iba a verlo! Eso no va a pasarle al solo.

El acompañado en cambio, puede dejarse a la desidia para luego gritar desde lo profundo de la regadera: TOALLLAAAA!!! CALZOOONNN!!... que alguien correra en su auxilio... Porque nadie deja a otro sin toalla o calzon en medio de tan ignominiosa empresa (aunque mas tarde se nos recrimine AD ETERNUM).

Por otra parte, hay momentos que el solo se pierde de compartir. Es una suerte de toma y daca con la vida: Por un lado, esas alegrias que uno recibe cada tanto el solo se ve obligado a compartirlas por telefono o msn o Facebook... Con alguien en casa, eso a veces merita un abrazo, un beso, risas y gritos sexuales (si es el caso de vivir con la pareja o con una linda/o amiguita/o! Tambien se pierde el otro costado, lo que le pasa al otro: El solo no puede festejar en vivo los regalos de la vida que recibe el partenaire del que vive acompañado. Tampoco puede reirse sarcasticamente de los yerros del otro (una dulce revancha de los cohabitantes!).

En todo sentido, soy un ferviente partidario de la cohabitacion, porque apuesto en general al trabajo en equipo; a la solidaridad y al exito en comun. Pero demas esta decir que sin espiritu de equipo de una de las dos partes no hay exito de ninguno. Lo que habra sera desorganizacion, mal humor, recriminaciones... Es asi, amigos/as, en ese caso mas vale solo/a...

30 agosto 2009

OjO aL mAtE dAdO eN lA mAnO


Qué lindo que es charlar con alguien mate por medio.

Mi primera experiencia con el mate está relacionada con el amor.

Yo no tomaba mate. En mi casa casi no se tomaba y además, mis padres no estaban casi así que yo me la pasaba con compañeros en un colegio medio pupilo o con amigos donde tampoco era comun que invitaran con un mate.

Pero un día conocí a alguien que se tomó la atribución de venirse por las mañanas a prepararme unos buenos mates munida de cuernitos de grasa. Y entonces, casi sin querer pero por quererla, me hice fanático del mate.

De esto no me di cuenta hasta varios años despues. Yo no sabía por qué yo podía tomar tanto mate, más que la mayoría. Hasta que me rencontré con la maestra que me enseñara ese hermoso hábito. Y me di cuenta que yo me comportaba igual que ella con respecto al mate. Ella podía tomarse tres termos seguidos, cosa que nadie más que yo hace, lo que me da la pauta de que ha sido ella la que me inculcó este vicio.

Y claro, nuestras charlas duraban mañanas y tardes enteras.

Con el tiempo entendí, por esta y otras experiencias, que en mí el mate se relaciona con el amor.

Esto, que es bastante complicado, ha hecho que ese gesto de compartir una pequeña vasija con hierba seca dentro y agua tibia se haya transformado en un acto de amor para mí; algo sin precio.

Hasta recuerdo, si se me permite, haberme enamorado de alguien que me convidaba mate a diario en el trabajo. Claro, ella qué podía saber del poder de esa pócima en mi verde corazón.

Hoy por hoy, no veo mejor momento de día que ese que se puede dar con alguien mate por medio, aun si se tratase de alguien que no necesariamente amamos. Creo que el mate compartido trae esa charla negada por tanto apuro; y esa charla con ese mate trae el amor de amigos, de vecinos, de compañeros... Y quizás el amor que engendre.

Hasta luego, voy a tomarme unos mates...

29 julio 2009

uN OjO a lA cOnVivENcIa


Me puse a pensar en por que uno querria vivir con alguien por el resto de sus dias.

Lo primero que me plantee es que esa persona que elegis tiene que producirte, generarte mucha ternura; en otras palabras, ganas de cuidarla todo el tiempo. Es decir que estarias con ella para no sufrir si sufre a la distancia. Para asegurarte de su felicidad.

Entonces me di cuenta que para querer vivir con alguien hay que amar mucho.

Solo asi se puede querer hacer feliz a otro todo el tiempo (y no solo en las buena del otro o en las malas de uno).

Y luego se me aparecio la palaba "convivir", que es vivir juntos pero mas que eso: Es vivir las mismas cosas con... (esa persona): Para eso tenes que estar orgulloso de esa persona, y creer mucho en el camino que ha elegido. Respetar eso y tener muchas ganas de acompañarla. Ademas, tenes que amarla lo suficiente como para compartir tu camino; querer hacer participe al otro de eso, de todo eso, como si fuera una fiesta de dos, que tendra seguramente muchos otros invitados: Amigos, familia... companieros de la vida y otros, a veces, de paso.

Todo eso compartido es "convivir".

Pero me di cuenta tambien que muchos creen que esto de convivir es algo tedioso.
Se llevan para esto de conceptos ajenos o propios, de experiencias que seguramente han sido fallidas, que no han sabido ser bien llevadas porque seguramente no tenian los condimentos que vengo de enumerar arriba.

Y quizas alguien como yo, que ha estado mucho tiempo solo, que no tiene necesidad de escapar de alguien para experimentar esa soledad un rato, pueda creer en la fiesta de la convivencia, que solo es posible desde un amor MUY MUY profundo. Un amor que lime toda asperezas de momentos no tan felices que cada individuo tienen derecho a tener cada tanto. Y respetar tambien eso, claro, desde el mismo amor.

Ese que genera respeto, paciencia, entendimiento...

Y que da ganas de alimentarse con sueños todas las manianas a la hora de preparar el desayuno juntos...

Vamos por más !

15 mayo 2009

uN OjO aL mUnDo y sU cAmBiO dE rUmBo


Hoy me han dicho que el mundo no puede ser cambiado. Y que lo único posible es adaptarse. Eso me ha dado cierta tristeza, que no compartiré porque me toca a mí en lo personal.

Lo que sí compartiré es el camino hacia desentrañar por qué creo yo que sí, que el mundo no sólo puede sino que vive siendo cambiado (aunque quizas hacia nuevos rumbos no muy identifiados con nosotros y nuestras necesidades).

El mundo cambia porque la vida es cambio.

Los virus mutan, las niños nacen cada vez más sabios... Las máquinas de matar se perfeccionan pero los movimientos antibélicos y ecologistas son mucho más fuertes que hace 10 años.

El mundo cambia para que nada cambie? A veces sí.

Me veo obligado a aceptar que los cambios radicales no se verifican sino cada 30 a 50 años. Eso es correcto y es mejor que así sea. De hecho, sería mejor que no hicieran falta esos cambios profundos de raíz... Pero lo son!

Los cambios duelen un poco. Aún al sacar las esposas que esclavizan, las muñecas duelen un poco, hasta que la carne vuelve a recordar cómo era la libertad y se acomoda bien.

En el sentido del cambio, cada uno de nosotros debemos y podemos ser mejores; nosotros somos el mundo, el micromundo de otros y eso es maravilloso. Qué es ser mejor? Cada uno lo sabe, a la hora de acostarse y de levantarse; cuando come o cuando hace el amor, lo sabe. Sólo debemos ser consecuente con eso que sabemos. No esperar una revolución sino provocar ese pequeño canbio diario, ese leve golpe de rumbo que a la larga será un cambio de viento positivo. Ese granito de arena para que un día seamos montaña.
El cambio empieza por uno pero reune millones. Es compartir un destino comun.

La solidaridad es la llave de ese mundo mejor, diferente. El egoísmo sólo trae guerras, miseria, pobreza.

La humildad es el picaporte del cambio. Si sólo creo en mí y en lo que creo, nunca entenderé mi parte en el asunto; siempre seré parte del problema de la disolución y de la separación.

Y el tezón es el puño, este puño con el que enfrentaremos a este pobre mundo miserable para hacerlo digno. Porque la Dignidad no se negocia, y si no está, no podemos ser felices.

Puño, picaporte y llave...
Sólo falta el empujón final para abrirnos el camino al cambio... (continuará)

25 marzo 2009

uN OjO sObRe lA LiBerTaD (hoY, 24 dE mArzO)



Muchas veces me pregunté qué es la libertad.

Un buen amigo dice que ella no existe, que es uno de los grandes mitos de la existencia. También lo dicen otros, filosos ellos, que no por no ser amigos dejan de tener mi consideración.

Hay, a mí juicio, dos clases o niveles de libertad: La que nos es dada y la que nos permitimos.

La primera está impuesta por las circunstancias, y está en nosotros asumir la lucha por cambiarla: Es la del esclavo que quería ser libre pero era sometido por la fuerza de un sistema; es la del casado que sabe que es su deber respetar ese compromiso asumido.

La segunda tiene que ver con los sentimientos y con la conciencia. Hay quienes se permiten todo y otros que nunca se permiten nada. Es decir, están los libertinos de conciencia y los esclavos de conciencia.

En el trabajo como en el amor, hay niveles de discrecionalidad. Estos niveles de “permisividad” son inconstantes tanto como sus dueños, las épocas y hasta el clima, por banalizar un poco la “razón”, que es justamente la madre de la mayoría de los malentendidos a la hora de hablar de “Libertad”.

En efecto, intentar razonar la decisión de alguien en pos de su libertad, cuando esta afecta los sentimientos de otros cercanos a él, confunde más de lo que aclara. Y a pesar de que estoy poniendo razonamiento en esto, no se debe confundir mi palabra con un intento racionalista de abordar el tema.

A lo que voy es que no hay, ciertamente, libertinos o esclavos, sino niveles de auto permisividad. Estos responden a necesidades muy complejas, a mitos, sueños y deseos que muchas veces dominan lo real hasta crear realidades de profunda raíz inconsciente. Si no, recuerden siempre la frase: “Yo sé que no me conviene, pero no puedo dejarlo…”

Sí, hay adicciones. Ellas no siempre se basan en el simple consumo de estupefacientes, claro. Hay repetición de conductas, de hechos, de movimientos y de reacciones que nos llevan siempre al mismo lugar de donde queríamos salir (ver “Todo es una Cadena” en http://poesiascinicas.blogspot.com). Esto nos lleva a hablar, ahora, de las causas que limitan la libertad (si es que ella existe realmente en un plano humano).

La primera limitante de una libertad absoluta sería el hombre mismo, en tanto carnal, mortal y vulnerable. Estamos hablando de un ser limitadísimo físicamente: No puede correr los 100mts por debajo de los 8seg por ejemplo, aun bajo estimulantes, como si puede hacerlo el cheeta. He ahí una limitante evidente. Tampoco puede sobrevivir bajo el agua 15m sin tanques de oxígeno, como sí puede hacerlo el delfín, por dar un caso.

En revancha, el hombre ha desarrollado una herramienta de liberación que trasciende su finitud, incluso la de su vida: La imaginación. Ésta es su mejor costado pero también la causa de sus mayores penas.

La imaginación puesta en acción crea. A esta creación solemos llamarla “Arte”, y produce obras que sobreviven al autor y a todos los que lo conocieron. En el arte, el hombre se expresa; no necesariamente comunica, sino que se deja ir; corre en menos de 8’’ los 100mts llanos… Nada bajo el agua durante horas sin más que un aliento eterno.

Y ese es el mejor arte del hombre, sin duda. Esa, su libertad!!

El problema se suscita cuando queremos ser artistas de las cosas de todos los días. Ahí, ante la impronta del esclavo que mira su reloj para llegar a tiempo, que cuentas los días y las monedas para pagar la factura pendiente, ahí es donde el artista sufre. Ahí donde el amor no puede ser un canto de balcón y cítara sino que es lucha de convivencia de todos los días. Ese es otro arte, hermanos mortales!

Y qué, entonces? Ser artista solitario o esclavo sin imaginación?

Pues a mi modo de ver, hay que saber poner la cuota de arte necesaria a cada paso que se da. Es muy desalentador ver a mis congéneres luchar contra la nada de sus vidas como perros de pastoreo que se contentan con correr las ovejitas y lamer la mano del amo al final de la jornada.

Los veo todo el tiempo y siento su nada; pero no puedo hacer que sus vidas tengan sentido más allá de la concreción de sus mínimas expectativas…

Ahora voy a hablar de la segunda limitante de la libertad: Nuestro karma.

Como Budista que soy, creo en el destino; pero no como cosa inamovible sino como “tendencia”; en otras palabras, como limitante en un plano de repeticiones universales que se traen y se llevan de vida en vida. Porque, claro, los Budistas creemos en la reencarnación.

En ese sentido, todos llegamos a esta vida actual con una cierta impronta dada por los eventos de vidas pasadas: somos como no supimos dejar de ser antes, y arrastramos esa valija hasta ésta y quizás otras vidas.

Ahora, con esto, la libertad adquiere otra arista: no sólo es un derecho más o menos bien ejercido. Es también la herramienta para el cambio.

Si no te permites ser feliz, si le permites a otro u otros que no te permitan ser feliz, ese es tu Karma. No es de ahora, es desde siempre y deberás enfrentar el hecho de que eres adicto a tu karma. Es muy difícil de trascender eso; de hecho, la conciencia de mi imposibilidad me hizo Budista.

Para los no budistas, sólo puedo aconsejar algo que viene de las Artes Marciales: “Acompaña siempre el movimiento”. Los caprichos, las posturas fijas en la hostilidad, no son otra cosa que la manifestación de la tendencia a chocar mil veces la pared. Ella podrá romperse algún día, pero antes te romperás tú.

Esto va también, claro, para los amores imposibles. No te quedes ni un instante en el imposible: Estás tratando de ser artista cuando deberías ser alpinista. No dejes que el imaginario de lo que podría ser te impida ver lo que es. Los hechos son los que mandan. Si alguien se va, acompáñalo hasta la puerta. Si alguien golpea a tu vida, tómate el minuto para abrirle y escuchar qué trae.

Gracias por permitirme la libertad de decirles esto. Hasta la semana que viene.

13 marzo 2009

uN OjO a lOs mIeDoS: lA mUeRtE



Muchas veces me pregunté por qué le temía a la muerte (digo “temía” porque ya no le temo, y eso es gracias a la práctica budista, de lo que alguna vez hablaré).

La respuesta me la dio mi observación de la vida y más precisamente un chico que vendía caramelos en un tren.

Y es que ese chico estaba vivo. Tan vivo como cerca de dejar de estarlo, dado lo caótica y precaria de su situación de vida: Muy pobre, con escasos 13 años y muchos más escasos recursos como para escaparle a esa realidad de pobreza rondante en la miseria.

Del otro lado estaba yo, sentado en mi asiento yendo a mi trabajo… Una vida miserable, sí, pero de otro modo muy distinto: Nada amenazaba a diario mi posición. De hecho era yo mismo quien se dejaba matar cada día.

Y ahí comprendí que el que teme a la muerte es el que está muerto. Nadie que le pelee día a día a la muerte de seguir aquí por nada, sin esperanza o sueños, le teme.

Ese chico estaba vivo porque le peleaba a la muerte cada día, cada mañana en que se levantaba para salir a

Montar esos trenes en busca de la vida, de esa moneda que le permitiera vivir un día más. Y no más que eso.

Sin esa actitud casi exagerada, exacerbada de enfrentarlo todo (esa que a veces nos choca por parecerse mucho a la arrogancia), sin ella no hay guerra, no hay batalla, no hay nada.

Mientras, este pasajero en viaje reflexionaba; la peor actitud ante la muerte porque allí, en la reflexión pura y en la pura inflexión, ella gana. Hay algo de muerte en la palabra dejada, en el pensamiento que pasa estación de largo sin hacerse carne ni nada más que neuronas especulando.
Porque vivir es movimiento, vibración... música y músculo
Así nos quiere la vida, luchadores.
Los que no, bancarse el miedo.

02 marzo 2009

uN Ojo A lA mIrAdA mIsMa



He regresado. Después de varios meses fuera, volví a este lugar, a esta zona del espacio virtual donde dejo constancia de que no vivo por que sí. Y que no voy a pasar por esta vida sin decir algo.

Esto no es que deba importarle a nadie más que a mí, claro está. Pero ya que voy a dejar algo, una piedra escrita que lleve mi nombre, digamos, como señal del paso, ya que estoy en este plan quién sabe por qué necesidad personal, voy a mirar.

Y al mirar, me veo obligado a pensar, a procesar lo que veo porque mirar no es ver y nada más.

Entre otras cosas, me he estado interesando en cómo la mirada reconstruye o recrea al objeto que mira.

Cuántas personas del sexo opuesto conocemos… miles, cientos de ellas un mismo día si se habita una gran orbe. Posamos una mirada fugaz, al paso sobre ciertas de ellas… pero un día, en le trabajo, la escuela, un bar, miramos a alguien que nos interesa volver a ver.

Y es notorio cómo ese mirar lo cambia todo; cambia, incluso, al mirado mismo.

Me dí cuenta escribiendo un guión para un corto en el que pretendía narrar la historia de un tipo común (muy común, un don nadie diplomado) quien de a poco iba, sutilmente, revelando su costado interesante; y bien, no pude. Por qué?

La respuesta es casi obvia, ahora que lo he intentado: Es que una vez que la cámara se posa en un objeto o sujeto, el mismo comienza a tomar una relevancia inusitada, aun si se tratara de un tipo sin ninguna gracia.

Así, igualmente, trabajan nuestros ojos al posar su mirada.

Capricho, intuición, casualidad, inconsciente… Por qué este y no aquél, ésta y no aquella? Eso parece tema para otra entrada.

Pero lo peor todavía no lo dije.

Resulta que esa mirada nunca es neutra (gracias a los dioses!); se trata de un mirar contaminadísimo, tanto más cuanto mayor en edad sea el que mira y más cerrada o limitada su educación y cultura.

No me refiero a una pobre educación sino a una represiva, por ejemplo, a la que yo consideraría la más pobre de todas.

Y es que miramos con ojos de espejo.

Poseemos, los humanos comunes, unos ojitos muy muy cincelados por las experiencias vividas desde la más temprana edad (para eso están ellas!). No podemos saber desde cuándo aunque la psicología nos hable de “experiencias uterinas” y hasta “preuterinas” (un día de estos todos caeremos en la cuenta de que, al fin, había vidas anteriores).

Yo me he descubierto buscando a alguien en la piel de otro. Quién puede culparme?
El secreto estaría en cómo deshacerse de ese “manual de similitud” con el que llegamos a mirar al otro como si de otro diferente se tratase.

Por favor! No quiero ser visto con ojos contaminados de otros! Denme la oportunidad de ser yo mismo! Y es que a veces, hasta nos favorece esa falsa representación… Quizás al principio de una relación, por ejemplo. Luego, uno mismo se encarga de dejar la peor imagen al ser, justamente, uno mismo. Y es que algunos no servimos para responder a las expectativas de otros. Ni siquiera a las propias, en mi caso.